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la molineta

"Al libro le sienta bien la crisis", o por qué un autor novel no debería rendirse

 

Hola amigos. ¿Estáis empobrecidos? Yo también. La crisis económica nos toca los cojones sobremanera, da igual cuánto dinero metas que al final siempre vas de culo. Es el tema de moda, más que los apaños de la inauguración de los JJOO de Pekín. ¿Cómo afecta esta crisis al mundo del libro?

Pues parece que poco.

Es verdad que una cosa son las editoriales y otra las librerías. Sí, ser librero es un negocio paupérrimo, pero también puedo decir que en mi librería, mientras la venta de material de oficina y escolar, y de juguetes, hace aguas por todos lados, las secciones de ficción y no ficción aguantan el tirón. Renqueantes, ok, pero lo aguantan.

Respecto a las editoriales, os remito a un interesante artículo publicado en El País el 24 de Mayo de este año, firmado por Jesús Ruíz Mantilla. Titulado “Al libro le sienta bien la crisis”, el autor hace repaso al negocio editorial en el primer cuatrimestre del año. Como no es plan andar citando (buscad y leed, para eso está San Google) os hago un croquis con los puntos que más me han llamado la atención:

1) Hay crisis (toma ya).

2) Pero las editoriales están por encima de sus presupuestos.

3) Ha subido el índice español de lectura hasta un 57% (un 60% en las mujeres).

4) En España se publican alrededor de 70.000 libros al año.

¿Será por las agresivas estrategias de marketing? ¿Será que la gente se vuelve más culta por momentos? Nadie lo diría viendo la parrilla televisiva, pero oye, todo puede ser. ¿No será que este año ha habido una colección enloquecida de best-sellers? Pensad que 2008 es el año de Un Mundo Sin Fin, El Juego del Ángel, Harry Potter 7 y El Niño del Pijama de Rayas. Ahora los marineros tienen un amor en cada puerto y un Zafón en cada mesilla. Pero editoras como Sigrid Kraus (de Salamandra) flipan viendo los números de su editorial sin contar ni con el Niño del Pijama ni con Harry Potter. Vamos, que la cosa no va sólo de best-sellers.

De todo este rollo, a mí lo que me ha marcado ha sido lo de los 70.000 libros publicados al año. ¡Eh! ¡70.000! Se dice pronto. Y pienso que esa es una noticia que a todos los que nos dedicamos, además de a leer, a escribir, debería alegrarnos.

Y es que se puede publicar. En serio. No me meteré en el tema de la autoedición (la cual aborrezco) porque lo haré en la siguiente entrada de este blog. Asi que primero hablemos de editoriales.

Hay muchísimas. Y como los grupos fuertes son cada vez más fuertes, brotan de sus costados editores requemados que montan otras minoritarias. Y por minoritarias no quiero decir “menores”. Me refiero a lugares donde se atreven a publicar algo bueno pero no tan descaradamente comercial. O lugares donde lanzan algo que casi ha pasado el filtro de una “grande” pero al final no se publicó por mera saturación de títulos editados al año. O, quizá, editoriales donde puedes publicar la más absoluta basura (antes de que quiebren), como ha hecho El Andén. Que sí, tiene alguna cosa de Vázquez-Figueroa… pero también ha publicado engendros como El Asesino del Bien, tremenda novela policíaca basada en un pirado cuyos asesinatos tienen relación con el régimen homeopático que siguen las víctimas. Suena a coña, igual que su portada. Pero no lo es:

Y además… ¿por qué rechazamos tan directamente a las grandes? Sí, es dificilísimo, pero a mi librería llegan cada dos por tres novedades de autores nacionales que son primeras novelas. ¿Tendrán algún contacto? Quizá sí. O quizá no. Y la verdad es que alguno de estos libros es realmente sorprendente, atrevido, y a veces “poco comercial”.

En segundo lugar, hablemos de libros. ¡Hay cada pedazo de mierda por ahí! ¿En serio somos incapaces de escribir algo como 616 Todo es Infierno?

El nunca suficientemente valorado Stephen King dice, más o menos, que “para un escritor en ciernes, leer una buena novela es un placer y un reto, pero leer una mala debería ser un estímulo. Si él ha podido, ¿por qué tú no?”. Pues tiene más razón que un santo. Quizá querer ser el nuevo García Márquez no es el camino. A lo mejor no eres tan bueno, sólo aceptable. Puede que mejores, o puede que no. Asúmelo y no fuerces la escritura pretendiendo ser Unamuno. No hay nada más patético que un tío intentando hacer break-dance sin saber. Pues lo mismo pasa con la literatura.

Cuando trabajas en una librería pasan por tus manos todo tipo de libros, y te das cuenta de que se ha publicado ya de todo. Los argumentos más inverosímiles han encontrado cabida en alguna editorial. Las ideas más absurdas se han plasmado en novelas. Ellos, esos jetas alegres, esos maravillosos malos escritores, que van por el mundo de las letras con sus cachazas y sus andares torpones y una eterna sonrisa orgullosa, perpetrando grandes frases como “había recibido un disparo en el corazón; en el pecho, un poco a la izquierda”, ellos, decía, lo han logrado.

¿Por qué tú no, si eres mejor?

Y la mejor parte.

¿Por qué tú no, si eres igual de malo?

Aquí hay sitio para todos. Creo que lo que más me aporta mi trabajo de librero, cuando me miro como escritor, es esperanza e ilusión. Sigue escribiendo. Sigue mejorando. Sigue intentándolo. No sería tan, tan, tan raro que al final consiguieras entrar en el Olimpo.

Aunque sea por la cocina.

1 comentario

Pablo -

Pues eso, entre 70000 ¿por qué no el mío si es, como mínimo, igual de malo que muchos de esos?.
Gracias por las esperanzas, Javier. Vienen bien en el regreso de vacaciones.

Un saludo.
Pablo.